viernes, 27 de febrero de 2009

Patxi quiere ser lehendakari

Uno de marzo. Los colegios electorales se abren al amanecer en Guipúzcoa, como en el resto del País Vasco. Los vascos eligen a los políticos que les representarán en la que será su IX legislatura. Pero el caso de Guipúzcoa es especial, porque los votos obtendios en esta provincia será la que decida los comicios. La pregunta del millón es si habrá nuevo lehendakari.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha gobernado siempre en el Parlamento Vasco, gracias a los apoyos de diferentes partidos y busca la reelección de Juan José Ibarretxe como lehendakari. La diferencia es que, esta vez, concurre a las elecciones sin Eusko Alkartasuna (EA). Además, en esta cita electoral no hay partidos de la izquierda abertzale, tras la ilegalización de las dos listas que presentaron, la de Demokrazia 3 Milioni (D3M) y Askatasuna. Por lo tanto, los escaños del Partido Comunista de las Tierras Vascas ahora se reparten entre el resto de partidos.
Mientras, los sondeos del Euskobarómetro y de los medios de comunicación no se ponen de acuerdo en qué partido obtendrá mayor número de escaños, aunque las últimas encuestas dan una victoria al Partido Socialista de Euskadi, el PSE, muy reducida. Parece que dan la victoria a Patxi López, el candidato socialista, en Álava, si bien Vizcaya sería fiel al PNV. El candidato socialista, que a estas horas apura campaña en su Facebook, ha hecho ver que no pactará con el Partido Popular. Tendremos que esperar, por tanto, para vez si el pacto con el PNV que ya hubo en 1985. Esta vez, eso sí, el PSE quiere la presidencia del gobierno vasco.

jueves, 19 de febrero de 2009

El papel del Rey como garante de la Transición

Dentro de unos días se cumplen 28 años de la intentona de Golpe de Estado protagonizada por el teniente coronel Tejero en el Congreso de los Diputados. Una tentativa de acabar con el régimen democrático de la España de la Transición que preocupó y asustó a los españoles a partes iguales. Ese lunes, 23 del mes de febrero de 1981, el general Milans del Bosch sorprendía a los habitantes de Valencia y sacaba a pasear sus tanques, a la par que declaraba de motu propio el estado de excepción.

Mientras media España permanecía pendiente de las televisiones y los aparatos de radio, el Rey Juan Carlos I, en calidad de Jefe de Estado, pronunciaba un discurso en favor de la democracia. Muchos tuvieron miedo de volver a una dictadura militar y aseguran que más de uno tenía la maleta a medio hacer, a la espera de saber cómo avanzaba la situación. El discurso del Rey, que recordó que tenía la última palabra sobre todas acciones de las Fuerzas Armadas, quitó el miedo del cuerpo a quienes, implicados en sindicatos y partidos democráticos, veían como solución el exilio.

España, a día de hoy, es un país con una Democracia estable que, a diferencia de la economía, puede con las injerencias de diferentes sectores de la sociedad. La banda terrorista ETA sigue matando después de 28 años, pero ya no lo hace con tanta fuerza. Su aparato militar está debilitado por la presión policial y su rama política está ilegalizada. Tampoco vemos que España se haya roto, como aseguraba el Partido Popular hace meses, y proyectos como el Plan Ibarretxe han sido rechazados por los políticos y la sociedad española. La monarquía, que en su día fue garante de democracia, no tiene sentido en un país políticamente estable y eso es algo que los hijos de la generación del 23-F tienen muy claro. La monarquía se debería haber acabado con la Transición.

jueves, 12 de febrero de 2009

Supremacía electoral del “ethos” sobre el “logos”

Algo tienen en común los abogados y políticos de hoy en día con los filósofos y pensadores de la Grecia Antigua. Es el uso de la retórica con fines persuasivos, el intentar convencer por medio de la palabra. Una persuasión, base de los discursos actuales, que también podemos ver en anuncios publicitarios, ya que los vendedores también tienen que hacer uso de la retórica para convencernos de que compremos una u otra cosa. Sobre todo si esa compra es innecesaria. Ahí es cuando entran en juego las diferentes maniobras de un profesional de la persuasión para vendernos algo que no necesitamos, pero que vamos a querer.
Cuando el Córax de Siracusa escribía tratados sobre retórica, que divulgaría su discípulo Tisias, seguramente no podía imaginar que en pleno siglo XXI la técnica de utilización del lenguaje que inventó con fines meramente comunicativos, pudiera seguir siendo útil para quienes quieren persuadir.
Los griegos hablaban de tres tipos de argumentos del discurso. El primero, ligado al “ethos”, se basaba en aspectos morales o afectivos. Un ejemplo de este tipo de argumento lo podemos ver en un mitin electoral, cuando el líder político se muestra sensible, sincero y simpático con el auditorio al que habla. Relacionado con el argumento anterior estaba el “pathos”. Siguiendo con el supuesto del mitin político, el líder se dirige a su masa de adeptos en un tono afectivo, de amistad y agradecimiento, y siempre calmado. Por último está el “logos”, esto es, convencer mediante el dominio de la dialéctica, la parte de la retórica que deberían mejorar nuestros políticos.

 
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